jueves, 21 de noviembre de 2013

EL FASCISMO EN LA UNIVERSIDAD: IMPLICACIONES DE SU CRECIMIENTO

Los acontecimientos de este nuevo curso universitario 2013-2014, aunque a veces exagerados, llevan a calificar la aparición de asociaciones, propaganda, candidaturas a los órganos democráticos, publicaciones y métodos políticos de problema. Su novedad no debería impresionar: responde a un conflicto que ya sucedió en el pasado, seguimos inmersos en una crisis social que es caldo de cultivo de el mismo fascismo y tiene sus apoyos en instituciones estructurales(políticas, educativas, y en medios de comunicación). Son de sobra conocidas las declaraciones de Telemadrid, la participación en homenaje a la División Azul de la delegada del gobierno en Cataluña, de la frivolización de dirigentes y militantes del PP con el fascismo y la no condena del franquismo por el PP en diferentes sesiones parlamentarias.

La Comisión Europea, el Parlamento Europeo, la ONU en 1946, son instituciones que han condenado el franquismo y la apología al mismo, las razones son su carácter antidemocrático, su falta de libertad en el mismo, falta de derechos, sus principios discriminatorios( de los no nacionales, de las mujeres o de los pobres) y la irracionalidad en parte de su discurso(sin diálogo) y actuación. Es la muestra de la mayor perversión del Estado de Derecho, de la seguridad jurídica. Un día un homicidio es un delito de máximo 20 años de condena y al día siguiente no. Una persona ante el mismo acto puede recibir un trato diferente, ya sea de castigo o de premio. El clientelismo es la práctica habitual. La arbitrariedad y el abuso de poder sus consecuencias.

Todavía parece lejano el momento en el cual se introduzcan en las instituciones democráticas(aquellas elegidas por sufragio), sin embargo, no es desconocida la existencia de militantes y simpatizantes en el ejército, empresas de seguridad importantes y la iglesia. Aunque no es nada conveniente para el funcionamiento y imagen de las mismas(demostrado en ciertas declaraciones y actos bajo el amparo de estas instituciones), no están integradas dentro de la sociedad civil, por lo que no afecta a la vida de las personas. Cuando los simpatizantes y militantes aparecen en la universidad, la cosa cambia.

Centro de la educación libre y la libertad de expresión, trampolín a la investigación y la mejora social de las personas, mecha de la creatividad, y la fábrica de la emancipación y la crítica política, la universidad parte de la diversidad, la democracia, aprendizaje permanente, laicidad y la integración como principios de desarrollo de los nuevos estudiantes y los que ya están. Que exista en ella personas del arco político desde la derecha a la izquierda, naturalistas, y negacionistas críticos siempre será positivo y más si esa posición se convierte constructiva y dialogante. 

Desde hace años, los fascistas, si existían, no participaban en la universidad y preferían tener una actividad más local, más dispersa, o quizás era por su baja composición o falta de discurso ante la actitud positiva de la mayoría de la sociedad. Lo que significa que la gente solo los ve con otros ojos, sabiendo que tiene mucho que sacrificar(en cuanto derechos y tipo de relación y libre creencia), cuando su situación es desesperada. La violencia era baja o inexistente, en términos políticos. Con su aparición, sobre todo la reciente, la violencia ha crecido, y peor todavía, entre estudiantes. Las manifestaciones o acciones ideológicas, sin ningún tipo de relación con los problemas universitarias, son su máxima expresión. 

Crece el miedo entre estudiantes, las iras, los enfrentamientos discursivos. Sin contenido político detrás universitario, lo que hace el enfrentamiento más abstracto y ampliable.

He de decir que me ha sorprendido una cosa de las personas que están detrás de estas asociaciones fascistas disfrazadas en su mayoría(para crecer, no crear rechazo social y justificar su existencia en algo tan lejano de sus principios como es la universidad), esta es su propensión a la victimización. Significa la exageración de cualquier expresión en su contra(ya lleve violencia o sea un cartel o pancarta), la hipócrita crítica a las instituciones ya sea por no defenderlas más o legalizarlas(mientras reciben subvenciones de las mismas y locales) y la agitación de una bandera supuestamente más democrática que ninguna.

Que esta victimización sea aceptada y considerada tema de interés y sirva para criticar la izquierda(en un tema que está unida en el fondo pero no tanto en las formas de frenar el fascismo), es un problema democrático. La criminalización de la protesta social, la de querer cerrar asociaciones a la mínima, el racismo, la homofobia, la llamada al boicot de las huelgas, son actitudes que ponen en riesgo la vida estudiantil, la educación libre, el asociacionismo y la crítica. Mientras la gente sufre ante la pérdida de derechos y acceso a los servicios públicos y unas condiciones de vida digna, asociaciones de este tipo que juegan a dos partidas a la vez(la lucha contra la izquierda y los oprimidos y el discurso patriótico y democrático por otro, aunque solo sea discurso), creando tensiones, división y apoliticismo en la universidad. Está siendo una fuerza de choque del PP en las universidades, que aún se mantienen como lugar de conflicto con las políticas del PP junto a las mareas, PAH o 15M.


El crecimiento de la desmotivación y el auge del fascismo van de la mano. Su introducción en la sociedad empeora las relaciones. Solo faltaba que la irracionalidad impregnara las ideas políticas y degradara el debate político. Qué futuro le espera a la universidad si permite el sometimiento de la libertad al discurso limitado y repetitivo del fascismo. Habrá que conservar la esperanza en que esto solo haya sido un pequeño seísmo y no un nefasto terremoto de autoritarismo real. Todo dependerá de la respuesta que le dé a estos actos y asociaciones la universidad, pero sobre todo, la sociedad, obligada a ejecutar su condena por su supervivencia. 

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