lunes, 25 de noviembre de 2013

DIA INTERNACIONAL DE LUCHA CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Estando totalmente de acuerdo con la frase "hay que ser feminista incluso mientras duermes", por ser hoy un día dedicado a este recuerdo, un pequeño esfuerzo más allá que los demás días viene bien para sentarse y analizar la gravedad de que este problema necesite de un día y de dinero público, personas, y todo tipo de medios de prevención, y aún así no sea suficiente.

700 mujeres muertas por violencia de género en la última década, más de 150.000 denuncias cada año por violencia de género. Y la crisis, según los informes, reduce las cifras, pero tal como señalan algunos expertos, el asesinato y el maltrato también se sustituye por la "violencia económica", al aumentar más la pobreza(y con ello, la dependencia de otras personas, que en muchos casos son los maridos) el paro y el deterioro de los servicios públicos. Si, la crisis además está reduciendo la efectividad de algunos medios de prevención, como la asistencia directa, el alejamiento del agresor, el apoyo a través de trabajadoras/es sociales o psicólogas/os y sobre todo, la ejecución de políticas de igualdad y inclusión.

Es un buen momento para ser más sensible, en todos los ámbitos. Desnaturalizar la violencia, condenarla, rechazarla, y no usarla. Quien sufra la violencia, debe alejarse de la persona que la ejerce y señalarla, porque ese hombre tiene un problema y no puede vivir en sociedad. Nos deberían enseñar también cuidar de la casa como si de una persona se tratara, y a cuidar una persona como si se tratara de nosotros mismos, y a nosotros mismos como parte importante y participativa de la sociedad. Paso a paso, sería un gran victoria social, que desfragmentaría los espacios de nuestra vida a los que hemos dejado de pertenecer.

También ponernos a caminar por la senda de la renuncia y la desambición. Perder el miedo a perder, el miedo a equivocarse, a no tener razón, a asumir responsabilidades de quienes te rodean, incluso de gente desconocida. Si puedes, debes. Y querer ser los estimuladores de la emancipación de las personas, sin instrumentalizar. Desoprimir a las personas, barrer las fronteras entre unos y otros, unas y otras, aceptar los límites propios y aprender de la opresión para ver el alcance de los privilegios propios y hacerlos desaparecer a continuación. Desde conocer, pasar por cuestionar tu comportamiento, tus valores, pensamientos y actuaciones, y terminar transformando permanentemente aquello que pueda hacer sentir incómodo a las/os demás. Son muchas tareas, algunas complicadísimas, pero sin ellas, todo lo demás solo será transformar el modo de opresión, el modo de ejercer el patriarcado, de consolidarlo por otros medios, pero seguirá ahí.


Cualquiera diría que no es violento, y que por tanto no tiene nada que ver con la violencia de género, pero como es más amplia que la violencia física, sino que es un estado de subordinación a veces puntual, otras más prolongado y constante, y nos enseñan a los géneros a comportarnos hereropatriarcalmente desde pequeños, no vemos la violencia aunque la tengamos delante, y si la vemos, incluso a veces la secundamos o la aceptamos. 

Días como el de hoy sirven para sensibilizar y sacar a la palestra el problema, pero el cambio que lleve a erradicarlo vendrá en parte por la sociedad y sus medios de información, y por nosotras/os mismos. Asamblearios en lo colectivo, dialogantes igualitarios(tiempos de escucha y de habla repartidos, reciprocidad,...) en lo personal. 

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