lunes, 28 de octubre de 2013

AL SOCIALISMO LE FALTA UNA TEORÍA SOBRE LA CIUDAD

Sin querer desviar la lucha de los obreros en los lugares de producción primarios, secundarios y terciarios(producción del valor), cuando se quiere pensar en el paso al socialismo primero, y al comunismo después, se crean muchas dudas. Una de ellas, importantísima, es qué hacer con la ciudad una vez abolida la propiedad privada(o incluso antes). Porque si el liberalismo, conservadurismo y la socialdemocracia le han dado la espalda al estar insertos en los mecanismos del capitalismo, el socialismo no puede permitirse eso, porque sería caer en contradicciones muy profundas. 

Podría pasar, por ejemplo: que energías eficientes del punto de vista productivo, del mismo modo que la nuclear, se expandieran en su uso y de forma nacionalizada, creando grandes perjuicios para el medio ambiente, pero repartiendo bienestar en forma energía para la población. Otro: la ampliación de ciudades de cemento y de grandes infraestructuras que atrajeran a la poca gente que queda en las zonas del campo, creando una unidad social insostenible por sí misma que podría colapsar en cualquier momento. Las ciudades no pueden seguir por esta deriva, independientes de la naturaleza, sus ciclos y sus límites.

Una profesora hoy me aclaraba las razones de esta deriva irracional que tomaron un siglo y décadas atrás las ciudades. Cambios sociales, económicos y políticos eran la causa. La segunda revolución industrial nunca podría haber existido sin la nueva expansión de las ciudades que se dio en el siglo XIX. Solo una ciudad podía saciar lo producido por la industria: energía, comida, ropa, otras necesidades superfluas, eran necesidades que se creaban en la ciudad, ante la imposibilidad de auto-proporcionárselas sus habitantes. El comercio se expandía porque se expandía la ciudad. Y la ciudad se expandía por otros motivos: producía motivaciones y comodidades que no existían fuera de ella, como el ocio, posibilidad de socializarse con más gente, vivir sin necesidad de arraigo y conocimiento del lugar. Atraía porque permitía consumir y permitía crear en ella. Aunque mucha fuerte fue desplazada del campo a la ciudad con las desamortizaciones, cambios de dueño del terreno o usos industriales del suelo.

La presión sobre el territorio ha sido lo que más define la acumulación del poder de los burgueses. Presión para explotarlo y para modificarlo a su favor, cada lugar tenía que formar parte de su cadena productiva donde siempre pegaban algún bocado(o era bueno para extraer, o era bueno para crear fábricas o otras instalaciones cerca de donde se extraía o cultivaba o donde pasaba el río, o era bueno para transportar o era bueno para vender(lugares de consumo, que solían ser ciudades o pueblos). Nunca veían ecosistemas o paisajes, sino creación de valor económico aquí y allá. Pero claro, sin la ciudad, el lugar de venta y creación del valor, todo el proceso le servía para producir, pero no para enriquecerse y vivir de las rentas. Y producir para vivir con los bienes producidos no era lo que tenía en mente el burgués, sino producir para acumular dinero, que tenía más valor que esos bienes y más liquidez(facilidad de cambio) que cualquier otro bien.

Esos son los motivos principales, bastante lejos de crear bienestar a la gente que vive en las ciudades, que eso también es discutible si se ha conseguido en algún momento. Las experiencias socialistas, teniendo que afrontar muchas veces ese sometimiento a la economía del dinero como valor de cambio, también se han sometido y han imitado estos modelos de ciudad, si acaso con más reparto de ese dinero.

Los burgueses en su día, partiendo de las teorías desarrollistas(que avalaban una ampliación constante de la ciudad), defendieron desamortizaciones, libertad de cambio, protección de la propiedad privada, y derechos sobre los territorios colonizados. Todo para crear lucro, excedente. Los conservacionistas, en cambio, optaban por mejorar la ciudad ya creada, optimizándola y mejorando su relación con el clima, con el acceso a recursos, su transitabilidad(andando por aquel entonces), la incorporación de naturaleza(jardines, parques y pequeños bosques) y quizás pequeños servicios. Ganaron los desarrollistas, y aunque parezca que los conservacionistas de la ciudad han tenido poder para hacer realidad sus proyectos en muchas ocasiones(Barcelona podría ser un ejemplo), ha sido convirtiéndose en otra forma de beneficiar a los desarrollistas, gracias a la mejora de la habitabilidad que mantenía el espacio de venta burgués y creaba otros nuevos.


En mi opinión, ninguna de las dos teorías sería la preferible para unas posibles ciudades socialistas, si acaso, la conservacionista alejada de aumentar la creación de valor de los ricos ni sus derechos privados. Sería de una forma igualitaria y democrática, pero también volviendo a recuperar las problemáticas de cómo cerrar los ciclos naturales( en cuanto a la creación de residuos y su aprovechamiento, o directamente cómo reducir residuos), como retomar un consumo de proximidad(alimenticio, textil, energético), o como obtener lo que se necesita de la naturaleza con el mínimo daño posible. Del estancamiento actual a la contracción, para llegar a un estado de equilibrio con la naturaleza. No es una opción, sino la única opción. Y esta lleva consigo muchos cambios que trataré de completar más adelante. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario