Este
domingo 27 de septiembre, es un día especial para Catalunya: hay unas
elecciones que se podrían llamar plebiscitarias, por los efectos que tendrían
posteriormente. Se presentan, principalmente, las agrupaciones políticas Junts
Pel Sí (Convergencia y ERC), Catalunya Si Que Es Pot o CSQEP (Podem, ICV y EUiA),
CUP Crida Constituent , Ciutadans, PSC, PPC y Unió Democrática de Catalunya. Se
dividen estas elecciones en dos ejes: el nacional y el social.
Dentro
de los dos ejes políticos que marcan la elección de un partido u otro en estas
elecciones, parece que predomina el eje nacional a la hora de elegir uno u otro
partido, pero eso sería un análisis simple. La realidad es que se cruzan ambos
ejes, teniendo un apoyo bastante amplio el derecho a decidir, si en el
englobamos la independencia y las cuestiones sociales. Si se separa la
independencia del derecho a decidir, empiezan a crearse muchos círculos en los
cuales aparecen las variables de los ejes.
Vamos a
hacer la prueba fijándonos en la encuesta del CIS de septiembre sobre cuestión
nacional:
Mayor
autonomía, sentimiento más catalán que español,... Sin embargo, la parte neutra
más la parte más española, conduce a un sentimiento no nacionalista catalán
mayoritario. Pero claro, luego la encuesta sobre partidos refleja una mayoría
Junts Pel Sí y CUP, esto sucede porque no solo interviene la parte nacional en
la decisión del voto, sino también la económica o social.
La
explicación es la sensación de protección por parte de unos partidos u otros.
Puedes no ser nacionalista, pero sentir que hay partidos que protegen mejor tus
intereses económicos, ya sean funcionariales, de actividades económicas
exclusivas de Catalunya, de servicios catalanes como el turismo que funcionan
muy bien, o simplemente porque una
persona se siente mejor atendida en Catalunya frente al desempleo y servicios
sociales, o engañada pero mejor atendida en otros aspectos (ya que las
calidades en Catalunya varían mucho según la capacidad económica en servicios
como la educación y la sanidad, ciudadanía así de primera y segunda clase).
Por
otro lado, la sensación de cómo se ven a los partidos políticos sí que depende
de la cuestión social que defiendan, pero con un sesgo importante en qué
defienden sobre lo nacional. Está claro que la legalidad catalana, aunque más
actualizada y más acorde con la realidad económica actual, no es mucho mejor
que la legalidad española. Pero cualquiera sabe que las leyes que tenemos en
las CC.AA. dependen de las del Estado español, del poco margen de actuación que
deja, debido a las restricciones que han impuesto los sucesivos gobiernos de PP
y PSOE, apoyados a veces por CiU o PNV (estos en cuestiones económicas, no en
cuestiones de soberanía).
Este
análisis puede llevar a la opinión de que la parte económica de cada partido
influye más que la nacional, aunque ambas son determinantes y no se entiende la
una sin la otra en Catalunya. Pero la izquierda catalana (CUP y CSQEP),
independentista y no independentista, no ha sabido leer con claridad esta
situación y dar discurso completo que no deje dudas a las ciudadanía catalana,
un discurso que aglomeraría a la mayoría social, nacionalista y no
nacionalista. Había un partido que lo estaba consiguiendo, más o menos, y era
ERC, pero parece que ha interpretado mal el momento de la historia, y las
prisas le han llevado a tener la compañía de Convergencia en estas elecciones.
Convergencia
lleva desde 2012 perdiendo fuelle en favor de ERC y solo le salva la oratoria
de Mas, que ha sabido acercarse a ERC por medio de muchas concesiones sociales,
no solo nacionales. La falta de análisis de la izquierda, el impulso de ERC y
la pérdida de fuerza ideológica liberal de Convergencia, tanto que se ha
desmembrado, ha creado esta situación donde Junts Pel Sí tiene casi mayoría
absoluta. Están las condiciones para que la gente quiera política de izquierdas, pero este capitalismo europeísta también hace imposible llevarlas a cabo en Catalunya, por lo cual, una mayoría prefiere un socioliberalismo que reclame soberanía, frente a la socialdemocracia (limitada y por tanto insuficiente para los cambios que reclama la gente) y el camino hacia una República Socialista (que haría el reclamo más fuerte de soberanía (independencia) desde la socialdemocracia radical). La mayoría social no nacionalista se puede quedar con un discurso más o menos ideológico (de más ideológico a menos, 1ºCSQEP- 2ºPSC - 3ºCiutadans).
La marginalidad corresponde a dos partidos muy ideológicos en Catalunya, aunque no con esto dogmáticos, como son PPC y Unió. Junts Pel Sí tiene así la posibilidad de llevarse la mayoría absoluta, pero la corrupción del partido Convergencia le resta mucha fuerza, tanto, que puede ser determinante en estas elecciones, a favor de partidos que la critican con insistencia como CSQEP, Ciutadans o CUP, que serán elegidos según el grado de nacionalismo personal de los votantes que dejen a Junts Pel Sí
La marginalidad corresponde a dos partidos muy ideológicos en Catalunya, aunque no con esto dogmáticos, como son PPC y Unió. Junts Pel Sí tiene así la posibilidad de llevarse la mayoría absoluta, pero la corrupción del partido Convergencia le resta mucha fuerza, tanto, que puede ser determinante en estas elecciones, a favor de partidos que la critican con insistencia como CSQEP, Ciutadans o CUP, que serán elegidos según el grado de nacionalismo personal de los votantes que dejen a Junts Pel Sí
La
izquierda catalana tiene mucho que mejorar, al igual que la española (que ha
sufrido un retroceso en cuanto coherencia ideológica y de discurso, y sobre, en
capacidad de movilización), y por eso se distingue entre elecciones municipales
(donde la izquierda sabe como participar en asociaciones y movimientos sociales
y defender sus propuestas, es decir, la sociedad civil) y las elecciones
autonómicas y nacionales, donde la izquierda no sabe gestionar esos espacios ya
que no está coordinada con los actores sociales que tienen capacidad de
influencia a esos nivel, es decir, no está acostumbrada a participar en las
direcciones de entidades jerárquicas que
subordinan la horizontalidad a la verticalidad, pero que saben intercambiar
información de arriba a abajo y de abajo a arriba.
Además,
la izquierda, se está bloqueando en parte, y peligrosamente, en un discurso
reformista y caritativo, evadiendo la cuestión de la propiedad de los medios de
producción, programa de creación de trabajo, seguridad laboral o de la gestión
más cooperativa de las empresas, imprescindibles para mejorar la situación
económica de las clases más desfavorecidas y esa masa precaria que continúa en
aumento.
Personalmente,
yo no podría votar nunca a partidos socio-liberales, como son Junts Pel Sí,
Ciutadans o PSC, que nos abocan a seguir bombeando el sistema capitalista (sea
con medidas más reformistas de apoyo social o no) con el pago de la deuda y el
mantenimiento de una sociedad mercantilizada, donde inevitablemente se tenderá
a una mayor privatización de servicios y pérdida de calidad de empleo.
Tampoco
podría votar, Unió o PPC, porque provocaría un retroceso en derechos sociales y
en cultura política catalana, además de conflicto social, y sobre todo, porque
están en las antípodas de mi pensamiento.
LA IZQUIERDA CATALANA
Me
queda decidir entre CSQEP y CUP. Sinceramente, en estos tiempos, creo que el
pensamiento CUP está más cercano a lo que necesita la sociedad catalana, que es
una lucha social planteando la necesidad de una soberanía para ejercerla. Si se
prioriza la cuestión social tal como se está haciendo, sin una propuesta que
permita llevarla a cabo (y la única manera es exigiendo y recuperando
soberanía, para decidir sobre todo), habrá un gobierno impotente que se
encargará de gestionar el capitalismo, es decir, el sistema de mercada, y
afrontar la toma de decisiones en contra de sus principios, como le ha pasado a
Syriza. Por otro lado, no entiendo la propuesta de Lluís Rabell como líder de
CSQEP, sinceramente, queda empequeñecido su flojo carácter y discurso por
cualquiera, es más fácil pensar en que Pablo Iglesias es el candidato de CSQEP
que Rabell.
Ha
faltado tiempo para un acercamiento de posturas entre CSQEP y CUP, en el cual,
sería CSQEP quien tendría que ceder muchos más en su postura sobre la soberanía
(que no en su postura más o menos independentista), para mejorar la postura de
la izquierda ante las elecciones y acercarse a las posibilidades de mayoría
social, algo que no pasó en Barcelona (su composición social y el discurso era
distinto, en Barcelona la cuestión nacional no tiene sentido porque un
municipio no se plantea hacerse independiente, y por eso Barcelona en Comú
triunfó sin necesidad de CUP). Sin embargo, ya no en términos de nacionalismo,
sino económicos, la propuesta de la CUP es más necesaria y viable que la de CSQEP
para Catalunya.