Como ya se sabe, el pasado jueves 1 de agosto tuvo lugar una sesión plenaria(sesión de control), donde se requirió la presencia del Presidente del Gobierno Mariano Rajoy, para que diera explicaciones del caso de corrupción específico que rodea a Bárcenas, que afecta tanto al PP y varios de sus miembros, como al mismo Presidente, como a la corrupción generalizada en la política(del bipartidismo, para ser más exactos). La producción del mismo pleno fue demorada después de meses de noticias y hechos que por sí solos necesitaban de explicación, pero que tuvieron que esperar a las presiones de los poderes económicos y políticos externos al Congreso para hacerse efectivo. Está claro que la democracia está sometida así a la economía, y no a la decisión de los representantes políticos. La finalidad de este pleno fue, por tanto, tranquilizar al exterior y recuperar la confianza de los mercados, ya que de cara a los políticos de la oposición y a la ciudadanía está perdida desde hace tiempo.
Rajoy y el PP tenían claro de antemano así que era lo que se debía defender y decir, y que ocultar y desmentir. El resultado no fue tan agradable como se esperaba, pero los medios de comunicación más potentes económicamente se encargaron de ignorarlo y declarar que Rajoy "había dado la cara y reafirmado su cargo". El análisis da a entender otras explicaciones más complejas y amenazantes, saca a relucir que graves problemas crecen dentro de una política unitaria y fuerte en lo neoliberal y en la cuestión territorial, pero frágil en cuanto a dar respuestas a la falta de justicia social, democracia y estado de derecho. Un pleno hecho a satisfacer a los mercados solo puede significar que la tecnocracia, el autoritarismo y la corrupción seguirán ejecutando la política de este país.
Rajoy empezó prometedor, pero pronto enseñó que la verdad y las explicaciones no tendrían cabida ese día. Nombró a Bárcenas y su delito de evasión fiscal, pero nada más. Facilitar información fue la primera mentira que lanzó. Lo único que hizo fue fabricar acusaciones y desprecio: a la oposición, a Bárcenas, a los ciudadanos. También se regocijó en los éxitos sin fundamento de la reforma laboral y en la reducción del déficit exterior, que son consecuencia de otros factores, no de la política ejercida hasta este momento. Reconoció su gran error al creer a Bárcenas, pero desde la exención de responsabilidades por ello, más no perdió la ocasión para hacerse la víctima de ello. Recordó que la Gürtel fue una cacería(que sin embargo sigue investigándose y aflorando nuevos delincuentes), y que por ello creía a Bárcenas y le apoyó. Luego se basó en la presunción de inocencia para declararse inocente, pero al mismo tiempo afirmó que Bárcenas se apoya en una media docena de verdades. ¿Cuáles? "El juez determinará lo que proceda sobre cada una de las insinuaciones" Fin de la cita de Rajoy.
El siguiente detalle fue reconocer que se han pagado sueldos, retribuciones complementarias por razón del cargo y por desempeño del cargo, algo inaudito en los demás partidos políticos. Afirmó que los papeles eran falsos, y que "yo digo que no lo es, y aquí se acaban todas las posibilidades que ofrece el caso". Le habría gustado que ahí se hubiera acabado todo, que esa frase fuera suficiente, pero las palabras de un acusado no son la mejor prueba para desmentir un hecho, una evidencia. No reconoció el contrato diferido de Bárcenas, el cobro de sueldo, su despacho y su secretaria en Génova, algo ya probado por la justicia. A partir de ahí, quiso dejar en evidencia a Rubalcaba con citas pasadas que justificaban su legitimidad para no comparecer ante la acusación de sobresueldo y financiación ilegal del PP. Porque ahí es donde está la clave, hablar de su relación con Bárcenas era hablar de la financiación del PP a través de las donaciones y pagos en B, y hizo lo posible por ni mencionarlo. Pero su "fin de la cita" le permitió desviar la atención, criticando lo único que ahora mismo puede ser expresión de democracia(la moción de censura), ya que ofrece un control y un poder para la oposición, y por tanto, un poder de debate real.
Las réplicas, con contenido explícitamente sensato algunas, y con simples acusaciones no demasiado fundamentadas otras, giraron en torno a varios ejes, las crisis que acusa este país: política, económica, social y territorial. Sin hacer mención directa de cada interviniente, repaso las respuestas que la oposición da sobre los problemas que atizan la política española, y que Rajoy debería haber contestado con soluciones en el momento actual, sencillas unas más que otras, pero ni siquiera mostró la voluntad:
- DEMOCRACIA - En España no existe la democracia. Se gobierna con decreto-ley, se evaden las comparecencias en el Congreso, no se aceptan apenas enmiendas de la oposición, cada diputado del PP se jacta del poder que le otorga la mayoría parlamentaria, se permiten los insultos, la falacia, la manipulación, y ni se responden a las preguntas de los diputados de la oposición en las sesiones de control(en esta se quedaron sin responder muchísimas). El aplauso a la mentira y al "tu más" se ha convertido en expresión habitual. Acusaciones, negaciones, falsas promesas, escasez de comisiones parlamentarias, lentitud en la respuesta a errores de gobierno, justificación de cualquier decisión económica que deshace el Estado del Bienestar a la reducción del déficit público, rechazo de la opinión ciudadana en sus iniciativas legislativas, manifestaciones, protestas, solicitud de negociaciones en algunos parámetros, negación del acceso a la participación en el debate por la sociedad, etc. Porque a veces, hay ciertos órganos de la sociedad que también son representativos, aunque no tengan escaño en el Congreso, pero representan a miles y millones de personas en las instituciones sobre las que se legisla, y una tecnocracia sorda ante sus demandas les obliga a gestionar sus asuntos coaccionada.
La represión también ha ido in crescendo, y precisamente, miles de ciudadanos que exigían también explicaciones sobre el caso "Bárcenas", han sido reprimidos en las calles por una policía al servicio de los intereses del gobierno, presa de la irreflexión ante que es ético en su actuación y que no. Democracia porque las leyes no se crean en el parlamento, sino en los despachos de grandes empresas, de amplios bancos, leyes que son expedidas sin ningún cuestionamiento del lobby al Parlamento, donde la disciplina de los diputados del PP ya les ha obligado a darle el sí sin apenas más explicaciones que las oídas en un comunicado de la CEOE o en la editorial de La Razón o ABC. La democracia, que solo tiene dos lugares para hacerse real(el Parlamento(otras instituciones legislativas y ejecutivas) y la calle), queda reducida actualmente a un Consejo de Ministros en la mayoría de ocasiones. No se puede llamar a tal órgano democrático, ya que funciona de la misma manera que el ya borrado de la memoria "Consejo del Reino" del franquismo.
- CORRUPCIÓN Y FINANCIACIÓN ILEGAL - Nada genera más repulsa por parte de los ciudadanos, ya que ocupa más espacio y más impacto en los medios de comunicación que cualquier debate sobre una política, una mala gestión, una inversión que no ha obtenido los resultados esperados. La corrupción es el acto por el cual el político no actúa conforme a su estricta función de legislar o ejecutar según sus ideales propios o de su partido, si no que algunas decisiones las toma debido a otros intereses, para satisfacer el suyo propio o el de alguien cercano. Se supone que a través de la corrupción debe sacarse algún beneficio, económico, posicional o material, si no no se considera así. Engloba ejercer cohecho, malversación, fraude, incitar a la prevaricación. El PP, a través de Bárcenas, parece que ha cumplido con estas condiciones: el informe de la Audiencia Nacional muestra que ha habido una contabilidad diseñada en el PP para escabullir la ley, a través de las donaciones divididas con precaución, y ingresos directos a los militantes. Ese dinero provenía de empresas, entre las que están algunas que les fue adjudicada una licencia de obra, subvención, etc. En España, la corrupción no está suficientemente regulada, no implica delito para quien la provoca al sobornar, y no termina de ser efectiva contra el sobornado, ya que permite que prescriba como delito, y no tiene mecanismos que la detecten con rapidez y actúa excesivamente sometida a la presunción de inocencia teniendo mucha cautela con las pruebas. Culpa de la ley, culpa de los partidos también. Porque no todos los partidos tienen la misma proporción de casos de corrupción, en unos se les hace dimitir inmediatamente al abrirse una causa al militante que ocupa cargo público, y en otros se les mantiene. Como en el PP, donde a Bárcenas incluso se le pagaba, o el PSOE en multitud de ejemplos. Pero el PP ha dado un paso más, haciendo de la corrupción un modus operandi, usándola para financiar a altos cargos con sobresueldos, a órganos para ejercer campañas electorales por todo lo alto, y para no escatimar en infraestructuras y otros gastos, mientras limitaba la financiación pública mediante leyes de los demás partidos, lo que le ha dado ventaja en los últimos años para ejercer la batalla política. No se trata de cambiar la ley solo, debe cambiar la gestión del PP y su normativa interna, prohibiendo cualquier indicio de corrupción detectado. Pero difícilmente, alguien como parece que ha sido Rajoy, tan beneficiado con esta financiación para estar donde está, sea quien dé el paso y depure personas y cambie la forma de funcionar.
- ECONOMÍA - Relacionada con la corrupción, ya que ésta es parte de las causas del pésimo estado de la economía. Empresas donantes íntimamente relacionadas con la burbuja inmobiliaria, con la especulación, con la construcción de infraestructuras ruinosas creadoras de déficit público, de la concentración de empresas, y la connivencia del poder político con el poder económico. Libre mercado pero solo para algunos amigos donantes. La corrupción está relacionada con el modelo productivo, y destaparla ha puesto en crisis al modelo productivo. Es aquí cuando se descubre, que, ya sea participando en ello(PP) o haciendo la vista gorda(PSOE), el enriquecimiento de algunos debido a la colaboración de políticos ha generado empobrecimiento de la sociedad, degradación de los derechos laborales y más desigualdades. Que el gobierno siga recompensando a bancos(36.000 millones€ que no serán devueltos de la banca nunca), mientras resta presupuesto y privatiza a la educación, sanidad, servicios sociales, y hasta amenaza con elevar costes de la justicia, excluyendo a gran parte de la población de estos servicios, que se suponían universales. El paro, disminuye, pero no parece un descenso prolongado, sino que parece temporal, con presagios de despuntar a niveles más altos incluso a finales de este 2013, por la precariedad en la que se sostiene.
3 problemas, de los que parece que Rajoy solo tiene voluntad de solucionar el último, aunque como ya se sabe, a su manera, que no es sino un agravamiento de la situación para los que menos recursos tienen mientras salva a la mal llamada clase media a cambio de arrebatarles la dignidad y esclavizarlos a contratos mensuales sin apenas cotización y a una movilidad constante en el trabajo. Mientras los grandes empresarios, grandes oligopolistas debido a esta economía capitalista que premia la concentración y la acumulación para dar bonificaciones, amnistías fiscales, subvenciones y negocios en el exterior, y estrangula a trabajadores con sueldos y derechos de miseria, a PYME al cerrar el crédito y dificultar la contratación, y a autónomos al obligarles a pagar miles de papeles adm., licencias, etc.
Ha quedado patente, por tanto, que autoritarismo y corrupción, seguirán existiendo en España durante lo que dure la legislatura, porque la democracia y la justicia están sometidas al poder ejecutivo, solo el ejecutivo aprueba leyes, solo el ejecutivo concede indultos, solo el ejecutivo decide cuando hay comparecencias en el Parlamento, y solo el ejecutivo aprueba o deniega lo que se decide en las cámaras de las Comunidades Autónomas. Por cierto, otro problema, el territorial, mencionado en el debate, por Amauir, ERC, BNG, que con reformas locales, limitaciones de déficits y recentralizaciones de competencias sigue creciendo, ya que crean la imagen de saqueo de la soberanía que estos territorios reclaman como propia, no sin falta de razón.
Dimitir y convocar elecciones puede ser una solución, pero sin cuestionar la mejoría instantánea en estos problemas que esto supondría, cabe esperar algo más para convencerse de que unas nuevas elecciones traerán consigo una política radicalmente opuesta, ya no al neoliberalismo, sino al capitalismo, pero la recuperación de los servicios públicos, de la justicia y la democracia sería un triunfo importante, no cabe duda.